Se recordó el arrojo y heroísmo patriota con la tradicional Misa de Acción de Gracia en la Iglesia de La Merced y la visita a la cripta de la Catedral. En la Plaza de Los Héroes además se desarrolló una recreación histórica de esta feroz gesta y se restituyeron los estandartes perdidos en manos realistas.

Este domingo se dio inicio a la conmemoración de un nuevo aniversario de la Batalla de Rancagua con distintas actividades, como la celebración de la tradicional Misa de Acción de Gracia en la Iglesia de La Merced, acto ecuménico con el que se recordó la memoria y se ensalzó el heroísmo de los patriotas caídos aquel 1 y 2 de octubre de 1814.

Luego de esto, las autoridades, encabezadas por el alcalde Eduardo Soto, visitaron la cripta de la Catedral, lugar donde descansan los restos de héroes anónimos que perdieron la vida en esta feroz gesta heroica, a quienes le rindieron un sentido y respetuoso homenaje.

“La idea es poner en relieve el valor de los soldados patriotas, que con su sacrificio escribieron una de las páginas más heroicas en la historia de la Independencia de nuestro país”, sostuvo en la ocasión el jefe comunal.

Acto seguido, en plena Plaza de Los Héroes se llevó a cabo una recreación histórica del asalto a la trinchera norte durante la Batalla de Rancagua, oportunidad en la cual los asistentes pudieron viajar en el tiempo y vivenciar cómo fue la tenaz lucha librada entre soldados realistas e independentistas, hecho que marcó el quiebre de la Patria Vieja y el inicio de la Reconquista.

De esta forma, el público literalmente se transportó a los albores de la República, pudo sentir el olor a pólvora, los disparos de fusiles, el choque de sables, el estruendo de los cañones y el galopar del caballo del propio Bernardo O´Higgins, pero por sobre todo, fue capaz de valorar el gran arrojo de las tropas patriotas.

Ya por la tarde,  también en la Plaza de Los Héroes, se efectuó la restitución de los estandartes perdidos en manos de tropas realistas durante la Batalla de Rancagua, hecho que es catalogado como uno de los más sangrientos y duros del proceso que condujo a la Independencia de Chile.

En tal sentido, cabe precisar que una acuciosa investigación le permitió al Instituto O´Higginiano establecer la forma y características de los pabellones extraviados, con lo cual se confeccionaron las réplicas que fueron entregadas a la ciudad por estudiantes rancagüinos y soldados de la compañía histórica Granaderos de Infantería del “Buin”.

De esta forma, se dio cumplimiento a la voluntad del propio Bernardo O´Higgins, quien dispuso en vida,  luego de ser recuperados los estandartes por el Ejército Expedicionario enviado para liberar Perú, la custodia de éstos en Rancagua, específicamente en la Iglesia de La Merced.

 

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