
Chile, un territorio hermoso con grandes riquezas naturales, que representa el sustento de la mayoría de sus habitantes, pero que a la vez nos genera el constante desafío de vivir con sus inclemencias climáticas y geológicas. Las características físicas territoriales, generan una vulnerabilidad en el país frente a las condiciones hidrometeorológicas, que producen fenómenos tales como aluviones, avalanchas, crecidas de ríos, entre otras.
En las últimas semanas hemos sido testigos del impacto de estos fenómenos en la población, producto de las prolongadas precipitaciones, crecida del afluente de los ríos y, sobre todo, de la intervención humana en los cauces de los ríos, microbasurales y construcción en zonas de riesgo. Pero vale la pena cuestionarse si son “desastres naturales” o sólo una consecuencia inevitable de la acción humana y desarrollar un plan de acción que minimice los riesgos futuros.
La urbanización en Chile – sobre todo aquella cercana a lechos de ríos – debería realizar un nuevo catastro y diagnóstico, que distinga entre zonas que habitualmente se verán afectadas por estos fenómenos y aquellas que excepcionalmente pudieran sufrir inundaciones y así actualizar la planificación territorial para mitigar los daños ante un nuevo desastre.
Desde el punto de vista urbanístico, este desastre nos genera un tremendo desafío para lograr levantar comunidades muy afectadas, principalmente durante los próximos días, semanas y en algunos casos meses. Veremos cómo se deberán ir restableciendo servicios básicos, limpieza y/o reconstrucción de caminos y puentes, entre otros.
Recomendaciones
Para reparar el daño ocasionado en viviendas afectadas por las inundaciones se aconseja lo siguiente:
• Si la vivienda afectada es de albañilería (ladrillo): se debe limpiar el barro, desinfectar, aplicar aire tibio con ventanas abiertas (en periodos cortos y reiterativos) y esperar al menos a la primavera para pintar o impermeabilizar. En superficies horizontales (radier) limpiar el barro, desinfectar, aplicar aire tibio con ventanas abiertas (en periodos cortos y reiterativos) esperar secado e instalar terminación. En exteriores, extraer todo el barro que esté adosado al muro y agregar una capa de ripio para evitar el exceso de humedad, con pendiente hacia afuera del apoyo del muro (fundación). Al momento de impermeabilizar, es recomendable secar toda la llaga y dintel con soplete, luego raspar con escobilla de acero o esmeril, aplicar ácido muriático y posteriormente pintar o impermeabilizar.
• En el caso de viviendas de entramado de madera: se debe limpiar el barro y desinfectar. En revestimiento exterior, abrir mediante perforaciones desde la solera inferior hasta 0.60 cm. en las zonas de vacíos, para permitir orear la aislación humedecida por la inundación, considerando en un plazo no muy lejano extraer revestimiento, para reemplazar aislación y revisar pies derechos que hayan sufrido daño. Posteriormente, aplicar aire tibio con ventanas abiertas y esperar al menos a la primavera para pintar, barnizar o aplicar un protector de madera.
Carlos Morales González
Docente en la carrera Construcción Civil (Área Ingeniería)
IP-CFT Santo Tomás, sede Rancagua
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