El atropellamiento de una joven frente a la Universidad de O’Higgins, donde se ubican las instalaciones del Sistema de Atención Médica de Urgencia, SAMU, movilizó rápidamente a este equipo médico, entregando en terreno la atención a través de uno de los móviles avanzados de este sistema de atención prehospitalaria.

Para Marcela Gajardo, quien fue atropellada por un vehículo que se dio a la fuga, es una situación que espera no volver a repetir, pero no tiene más que palabras de agradecimiento para quienes la atendieron, más aún porque ella misma trabaja en el área de salud y con sinceridad señaló que “cuando uno está al otro lado se da cuenta cómo funciona y debo decir que la atención fue muy profesional, se cumplieron muy bien los protocolos, pero también fue una atención muy cercana, porque en un momento así uno se quiebra mucho”.

“Ellos actuaron muy bien -precisó- y aunque estaba un poco dopada por los medicamentos para el dolor, actuaron con mucha empatía, me conversaban, me hacían sentir bien, porque en esos momentos uno se pone muy nerviosa y me hicieron sentir tranquila, que todo iba a estar bien y me reconfortaron mucho”.

Para la enfermera Natalia Hernández, reanimadora del móvil avanzado de SAMU, este aspecto más humano de contención de los pacientes y/o sus familiares es parte importante de la atención “normalmente nuestros pacientes están con dolor o tienen alguna complicación y por esos están solicitando nuestra ayuda, nos ven como la primera solución y por lo tanto además de la labor clínica es importante contenerlos, hablarles y explicarles el procedimiento que estamos realizando y de alguna manera eso también influye en la parte clínica, disminuye la ansiedad, disminuye la incertidumbre al tratamiento que van a recibir y mejoramos la calidad de atención del paciente”.

Puntualmente, respecto de la atención de Marcela Gajardo, indicó que en este caso se hizo una evaluación inicial y se vio que estaba estable pero que había probabilidades de que tuviera una fractura en la zona de la cadera “por lo cual aplicamos un protocolo de inmovilización, manejamos el dolor y la trasladamos lo más rápidamente posible al Servicio de Urgencia del Hospital Regional, donde tienen los rayos y los médicos especializados para manejar los pacientes politraumatizados.

Trabajo en equipo

Consultada Natalie Hernández respecto de cómo se trabaja en estas situaciones, en que normalmente hay mucha gente alrededor, reconoce que “el trabajo que ocurre en la calle siempre es difícil, la presión social, la gente mirando, siempre hay presión de la gente para que nos movamos mucho más rápido, para que  la atención sea mucho más expedita, pero lo bueno es que nosotros tenemos un muy buen trabajo en equipo y todos tenemos una función, tanto el reanimador que es siempre el líder a cargo del procedimientos, como el paramédico y el conductor que son un apoyo directo, incluso a veces trabajamos casi sin mirarnos ya que cada uno sabe qué hacer en estas situaciones de emergencia”.

Agrega que el trabajo en equipo no es sólo dentro de la ambulancia, sino que también con el centro regulador y con la institución que va a ser a receptora del paciente. “El centro regulador recibe el llamado de los familiares o las personas que están en la calle, lo acogen, ven que tipo de atención necesita, que tipo de ambulancia necesita y la despacha. Posterior a eso nosotros hacemos una evaluación inicial del paciente, un examen físico y damos un informe al médico regulador, quien decide el tratamiento inicial y el recinto al cual derivar al paciente. Durante el Traslado damos el informe de las condiciones del paciente y el médico regulador avisa al hospital receptor -que en este caso fue el Hospital Regional- para que sepan qué se le hizo al paciente y tengan los recursos y los medios para poder atenderla” detalló la enfermera reanimadora.

Asimismo, precisó que el caso de esta paciente atropellada, fue llevada a la zona de triage de la urgencia del Hospital Regional “donde se evaluó y se informó a la enfermera y al médico de turno de las condiciones en que venía y se dejó en un box para realizarle las radiografías y los exámenes pertinentes, que permitieran descartar cualquier tipo de fractura o contusión producto del accidente”.

Un final feliz

Al momento de ser recibida en la urgencia, luego de ser realizada esta primera atención prehospitalaria por parte del SAMU, Marcela ingresó al área en que se evalúa a los pacientes que vienen en ambulancia, el cual es distinto al área de evaluación de pacientes que llegan por sus propios medios.

En relación a ello, el jefe de la Unidad de Emergencia del Hospital Regional, el médico urgenciólogo Nicolás Yáñez, explicó que la paciente “venía con una tabla espinal y un collar cervical e ingresó inmediatamente a nuestro triage de ambulancias, allí dependiendo de la gravedad se ve la atención del paciente y como en este caso no era de riego vital no ingresó al reanimador, sino que a un box. Donde fue atendida por los cirujanos, se le hicieron las radiografías pertinentes y luego evaluada por el especialista, quien determinó que la paciente estaba estable, con contusiones varias, pero sin huesos rotos ni órganos comprometidos, por lo cual se le retiraron las inmovilizaciones, se le completó la analgesia y posteriormente fue enviada de alta a su domicilio”.

De esta forma, la historia para Marcela tuvo un final feliz. Así como para muchos otros pacientes, la atención prestada por SAMU y la rapidez de su accionar, le permitió obtener en el menor tiempo posible la atención necesaria para enfrentar su accidente y saber que no tenía otros daños por causa de este atropello. Para ella, esta historia ha terminado, pero para el personal de SAMU es sólo un intervalo para prepararse para cualquier otra emergencia que pueda surgir en nuestra región.

 

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