Durante estos días existió una amplia cobertura mediática a las personas en situación de discapacidad en Chile y, un llamado generalizado a realizar campañas para recaudar fondos que financien una obra, que de una u otra forma trasciende a la población de nuestro país, como es la Teletón. Campañas como “El abrazo de Chile” debieran movilizarnos más allá de un plano económico y mediático en el corto plazo, movilizarnos a reevaluar nuestra percepción y valoración hacia la inclusión.

Durante las últimas semanas, “Inclusión” fue una de las palabras más utilizadas en los medios de comunicación y por lo tanto, es necesario cuestionarse: ¿Qué es la Inclusión? En las últimas décadas diversos profesionales e instituciones han acordado que la Inclusión es un “proceso histórico de transformación social, continuo y permanente, que apunta hacia el reconocimiento, así como valoración de cada persona integrante de la sociedad, como agentes que participan y construyen nuestra realidad”. En este punto, el objetivo principal es la participación plena de cada persona en sociedad, generando condiciones equitativas para ello.

Diversas instituciones en nuestro país –  tanto educativas, sociales, médicas y/o terapéuticas–se encuentran generando condiciones equitativas para una participación plena de las personas en situación de discapacidad, a través de proyectos de formación educativa, laboral o de programas de inserción social, entre otros, guiados por una premisa fundamental: la inclusión es un derecho. Es en este punto, donde debiéramos cuestionar nuestra valoración de las personas que conforman nuestra sociedad y en cómo generamos condiciones equitativas para la participación plena de todas ellas, que involucren acciones que trasciendan las 27 horas de amor.

Inclusión no es sólo participar de una campaña o una institución durante un par de días; la inclusión es un derecho y como ciudadanos debemos entender que nuestras acciones repercuten en el otro. Una acción inclusiva es llamar a una persona en situación de discapacidad por su nombre, es aprender a comunicarse en otra lengua, preguntar si alguien requiere ayuda al cruzar la calle, mantener accesos despejados o comprender que la percepción sensorial del mundo varía en cada persona; inclusión es derribar o disminuir barreras, favorecer la participación y el acceso de cada persona en nuestra comunidad.

Mario Castro
Educador Diferencial,
docente del área Educación y
encargado de Inclusión
IP-CFT Santo Tomás Rancagua

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