Sin duda el escritor mexicano Juan Villoro meterá un gol de media cancha que será aplaudido por todo el público, cuando llegue como uno de los principales exponentes al festival Puerto de Ideas de Antofagasta, presentado por Minera Escondida, operada por BHP Billiton, para hablar de la estrecha relación entre la literatura y el fútbol.
La pasión por el fútbol ha sido fuente de inspiración para cineastas, músicos, pintores y también para grandes escritores, que han visto en el llamado deporte rey una fuente inagotable de material narrativo.
El francés Henry de Montherlant, autor de “Les olimpiques”, fue según muchos el creador de la literatura deportiva. El puntapié inicial lo dio en 1918 con el cuento “Les once devant la Porte dorée”, que trata sobre un grupo de estudiantes deportistas “amateurs” que juegan a la sombra del bosque de Viscennes en las proximidades de la Puerta Dorada.
Por esos mismos días Horacio Quiroga publicaba en la revista Atlántida de Buenos Aires el cuento “Juan Polti, Half-Back”, basado en la historia del mediocampista uruguayo Abdón Porte, quién no pudiendo sobrellevar no jugar más en el primer equipo por haber bajado su rendimiento,el 5 de marzo 1918 se dirigió hacia la mitad de la cancha del Parque Central y se disparó en el corazón.
Dos años más tarde, en 1920, el poeta peruanoJuan Parra del Riego, inspirado por las hazañas deportivasdel delantero uruguayo Isabelino Gradín, le dedicó el poema “Polirrítmico dinámico a Gradín”, que en una de sus partes decía: “yo te canto, ¡oh, jugador maravilloso!, / que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor”.
Otro poeta que también empuñó su pluma para dedicar loas al fútbol fue Pablo Neruda, nuestro Premio Nobel. En su obra “Crepusculario” escribió un poema titulado “Los jugadores”, y años más tarde, en “Residencia en la tierra”, publicó “Colección Nocturna”. Sobre sus condiciones personales como jugador, las opiniones estaban divididas a juicio de sus compañeros de curso. Luis Humberto Cerda decía: “Neftalí era malazo para el fútbol, no le pegaba a la pelota para nada”. Alejandro Serani, en tanto, afirmó: “No obstante que él era muy ajeno a toda actividad física, empezó a jugar fútbol y llegó a ser un sobresaliente jugador”.
No es el caso de Albert Camus, pues el autor de “La Peste” y “El Extranjero” efectivamente era un hábil arquero.Sin embargo, cuando formaba parte del equipo del Racing Universitario de Argel, la tuberculosis le metió un feo gol a los 17 años y hubo de abandonar para siempre el deporte. Sin duda una pérdida para el fútbol, pero una ganancia para las letras que supieron también de su amor por la pelota cuando en 1957, en la revista Revista France Football, escribió “Lo que debo al fútbol”.
Entre los argentinos son tantos los literatos apasionados por este deporte, que cuentan con librerías físicas y online dedicadas a él, así como también con una editorial. Sin embargo, no se puede dejar de mencionar a algunos de ellos, tales como Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar y Martín Caparrós.
Precisamente con este último, el autor mexicano Juan Villoro, quien estará presente en Puerto de Ideas Antofagasta para hablar sobre el tema, tuvo un intercambio epistolar sobre el Mundial de Sudáfrica 2010, que dio origen dos años más tarde al libro “Ida y vuelta. Una correspondencia sobre fútbol “.
Villoro, autor además de “Dios es Redondo” y “Balón dividido” es un confeso seguidor del Necaxa en México y del Barcelona en España. Considerado hoy como la voz intelectual más importante que hay en este deporte en su país, como buen “hincha” lo ha definido sabiamente: “El futbol es la parte predecible de nuestra vida. No estamos seguros de encontrar tiempo para ir al dentista o al supermercado, pero sabemos con estratégica anticipación dónde veremos la final de la Champions”.
María Soledad de la Cerda E.
Autora de “Chile y los hombres del Tercer Reich”
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