En una charla para cuidadores y pacientes con Parkinson realizada en CENPAR, Centro de Parkinson, la profesional con más de veinte años de experiencia psicoterapéutica, abordó los aspectos claves en el manejo de la enfermedad. ¿Cómo sobrellevar el impacto del primer diagnóstico?¿Cuánto influye el entorno social? Lo compartimos en esta nota.
El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en el mundo después del alzheimer. En Chile, se estima que alrededor de 40 mil personas tienen la enfermedad, muchas de ellas la viven en soledad y aislamiento, por miedo, temor o simplemente vergüenza de reconocerlo socialmente.
Aceptar vivir con una enfermedad de este tipo no es tarea sencilla. Para Marcela Lechuga, psicóloga clínica, consultora y autora del libro Así es la vida, el primer gran paso para adaptarse a esta nueva “circunstancia” de vida es aceptar la inminencia de la realidad. “El proceso de adaptación cuesta mucho, porque tenemos la tendencia a decir –y ese es el duelo que no se hace bien- de que esto no debería haber ocurrido. La primera reacción es pensar ´por qué a mí´, ‘por qué no le pasó a otro’, cuando la pregunta en realidad es ‘¿por qué no me puede pasar a mí?’”, señala Lechuga.
Lejos de ser esa una postura conformista, la especialista señala que ésa es la primera acción concreta a vivir sin determinaciones catastróficas, teniendo presente que el Parkinson u otra enfermedad no hace a una persona perder su dignidad, “porque aunque yo tenga que andar de la mano de otro, sostenerme o apoyarme en otro, mi dignidad como persona está por sobre cualquier patología”, indica la psicóloga.
Dignificarse y no abdicar
Con más de veintiocho años de experiencia psicoterapéutica, Marcela Lechuga se ha inclinado por la búsqueda de la esencia de lo humano y se ha ocupado de aspectos tan críticos como el alivio del dolor, el bien morir, el miedo a envejecer y el apoyo a pacientes, familiares y equipos de salud, experiencia que aplicó como coautora de las Normas Nacionales del Programa de Cuidados Paliativos del Ministerio de Salud en Chile.
En esa línea, la especialista invita a quienes enfrentan enfermedades crónicas a honrarse más allá de las limitaciones físicas. “Cuando una persona logra dignificar su vida, a pesar de las circunstancias, abre las puertas y es testimonio para todos los que vienen detrás”, enfatiza Lechuga.
Agrega que quienes cumplen la misión de cuidadores, también tienen mucho que aportar a la dignificación de quienes viven con alguna patología. “Aunque no siempre es fácil, es tremendamente importante empatizar, hacer equipo, ponerse en el lugar de ese familiar enfermo y decir ‘yo también puedo ser tú, por eso te respeto y te apoyo’, sabiendo además que la vida también podría ponerle el mismo reto”, afirma.
Usar el estrés como motor de cambio
Este reto no es una amenaza. Por el contrario, la especialista sostiene que debe vivirse como un desafío y dejar de percibir el estrés como un enemigo, aceptándolo como el gran motor que facilita el cambio y la adaptación de la nueva vida.
“El estrés es un motor y yo lo manejo, funciona bien cuando el conductor–que soy yo-, lo activo en conciencia a mi favor. En este sentido, por ejemplo, un Parkinson, un cáncer claramente son un impacto estresante donde la persona puede ir de ‘menos malo’ a ‘mejor’ si es capaz de hacer del estrés un movilizador que le permita ver nuevas oportunidades, acompañado siempre por redes de apoyo, que son fundamentales”, explica Marcela Lechuga.
Y… ¿se puede alcanzar la felicidad? A juicio de la psicóloga, “la felicidad no es no tener problemas, es que logremos honrar quienes somos en paz, sin ponerle condiciones a la vida, utilizando el motor que cada uno lleva dentro, que es maravilloso”, finaliza.
Paola Riveros, directora de Rehabilitación de CENPAR: “El apoyo integral es esencial”
A cargo del área de rehabilitación de CENPAR, centro especializado en el tratamiento del Parkinson, Paola Riveros agrega que contar con asistencia integral en el tratamiento de enfermedades crónicas es esencial.
“En el caso nuestro, trabajamos un modelo orientado a la rehabilitación y a la persona con Parkinson como el eje central de interés, pero ligado siempre a su familia y la comunidad como redes valiosas de apoyo”, señala.
Explica que la integralidad pasa por incluir tanto las áreas clínicas –neurólogo, neuropsicólogo, nutricionista- como la de rehabilitación, que incorpora la Terapia Ocupacional, Fonoaudiología y Kinesiología.
“Este enfoque es tan potente, que los pacientes muestran mejorías al poco tiempo, a nivel de funcionalidad, independencia, emocionalidad y relación con el entorno, para el que también hay asistencia y consejo, dado el importantísimo rol de que cumplen en el cuidado de su enfermo”, finaliza.
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