En pleno corazón de la ciudad de Rengo, puntualmente en Prat N° 631-A, nos encontramos con “El Escondite”, un acogedor lugar fruto de un emprendimiento familiar creado por una pareja de cocineros, Wendy Portugal y Sebastián Meza, quienes cansados de la estresante vida capitalina, decidieron independizarse y regresar a Rengo para hacer lo que más les gusta, cocinar.
“Siempre trabajamos en cocina, en distintas partes pero, como pareja siempre mantuvimos el sueño de tener algo propio, entonces se dio la oportunidad, llegó el momento de reunirnos como familia e iniciar este emprendimiento, Sebastián y yo somos cocineros, mi mamá es repostera y mi papá se dedica a la administración”, comenta Wendy.
“Como todos los negocios, “El Escondite” nace de una necesidad y no solamente de una necesidad económica, también nace con el fin de querer aportar con un granito de arena en el área gastronómica de Rengo”, señala por su parte Sebastián.
El proyecto partió como una cafetería pero la idea es convertirlo en un pequeño restorán, con pocas mesas, en donde la comida sea rica y la gente pueda disfrutar un buen momento.
La oferta es bien variada, desde una importante gama de ricos pasteles y tortas a una gran variedad de sándwich gourmet, todos elaborados en su gran mayoría con materias primas, compradas a productores de la región.
“Vamos al Tambo a buscar las hortalizas que usamos en nuestras preparaciones, el queso lo compramos en Panquehue, las cecinas vienen de Rancagua, hay una parte de la producción que la realizamos nosotros como por ejemplo, las cebollitas escabechadas, las salsas de cilantro, entre otras preparaciones nuestras”, comenta Sebastián.
La idea de “El Escondite” es crecer paso a paso, poder postular a los diferentes fondos que ofrece el Estado para los emprendedores, “la intención es generar un movimiento gastronómico importante en Rengo, que hace mucha falta”, dice Wendy.
Como todos los emprendedores, Wendy y Sebastián, señalan que para iniciar un emprendimiento hay que tener mucha perseverancia, mucha paciencia, poner una fuerte dosis de esfuerzo y hacerlo todo con mucho amor.
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