Director de PAR Explora de CONICYT O’Higgins plantea plan de acción para enfrentar los problemas que conlleva el cambio climático en nuestros bosques, como incendios forestales, o aparición de hongos.

Dentro del marco del Congreso Futuro 2018 Maule, iniciativa que ha reunido a diversos científicos y científicas de talla mundial y nacional en todo el país,el Dr. Rómulo Santelices Director de PAR Explora de CONICYT O’Higgins y académico de la U. Católica del Maule, dio a conocer las principales investigaciones que han desarrollado dentro del macrotema: “Biodiversidad y Cambio Climático”.

La charla plantea un plan de acción para enfrentar elimpactodel cambio climático en nuestros bosques, específicamente “sobre el Bosque Maulino, que es un patrimonio social, cultural y económico de la región del Maule y que también se encuentra en las regiones de O’Higgins y del Ñuble, tomando como ejemplo al ruil que es una especie en peligro de extinción, con sólo 314 hectáreas que se encuentran en la costa del Maule”.

Según detalla el académico, “al igual que todos los bosques, el Bosque Maulino cumple el rol de generar servicios ecosistémicos, los que cada vez adquieren mayor importancia y son más valorados por la sociedad. Entre estos servicios se incluyen la producción de madera, la regulación y provisión de agua –tanto en calidad como cantidad-, la captura de carbono, la conservación de los suelos y de la diversidad biológica y las oportunidades para el turismo y la recreación.”

Gestión de riesgo bosque maulino

El director del PAR regional explica que el Bosque Maulino es un bosque caducifolio de transición, entre las formaciones xerofíticas (por ejemplo los matorrales) y los bosques templados; en donde podemos reconocer dos especies principales: el ruil y el roble maulino o hualo.

Se caracteriza por su alto grado de endemismo, es decir, las especies que hay en él, no se encuentran en otras partes de Chile ni del mundo, por lo que el cambio climático podría afectarlos severamente, con la consiguiente pérdida de servicios ecosistémicos y perjuicio en la calidad de vida de los habitantes de esos lugares.

“Ante la presencia recurrente de desastres naturales, tales como incendios forestales, o la aparición de patógenos que pueden mermar su cantidad, es deseable contar con políticas para enfrentar sus consecuencias, siendo la gestión de riesgo una herramienta para tales efectos”, sostiene.

Con este fin, Santelices, propone un trabajo en tres áreas de gestión: prospectiva, correctiva y reactiva.  En la primera de ellas plantea la necesidad de una planificación territorial con el fin de evitar los desastres naturales, ya sea causados por el hombre o no.

Para la gestión correctiva indica que se requiere aumentar la investigación sobre los factores que determinan la diversidad genética y de adaptación de la especie, así como también especificar la forma de reproducción. De esta manera, se podrá hacer un diagnóstico real de su estado de conservación y principales amenazas.

En la gestión reactiva, el docente asevera que es necesario evaluar en mayor detalle los actuales niveles de diferenciación genética de las poblaciones de ruil, considerando su descendencia y ver si ha habido una real pérdida de diversidad entre una generación y otra.

“El conocimiento de estos y otros factores permitiría gestionar y anticiparse a las amenazas que podría experimentar la especie en el futuro, que hasta el momento se ha llevado nada menos que el 55 por ciento de este bosque en el Maule”, asevera.

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