La psicóloga de Fundación Educacional Oportunidad, Denise Levy, entrega algunas recomendaciones que les permitirán a los niños enfrentar de mejor forma este importante cambio que vivirán en su trayectoria educativa donde dejan atrás la educación parvularia.

El primer día de clases en enseñanza básica es todo un hito en la vida de un niño, que se siente grande porque pasa a un nuevo nivel donde aprenderá a leer y escribir, entre muchas otras cosas. Sin embargo, también es una situación que lo puede asustar y la forma en que reaccione a este evento dependerá de varios factores, como su personalidad, si tiene hermanos que van al mismo establecimiento, si ha asistido al jardín o a la misma escuela, entre otras.

La psicóloga educacional de Fundación Educacional Oportunidad, Denise Levy, entrega algunas recomendaciones para que los padres acompañen a los niños en este proceso.

Hablar sobre el paso a 1° básico: Es normal que los niños expresen miedo y ansiedad y que como adultos también estemos nerviosos. La mejor forma de ayudarlos es hablar con su hijo sobre este cambio, contarle que hará, adelantarle algunas de las cosas que aprenderá, decirle que tendrá la oportunidad de hacer nuevos amigos, entre otros.

Si tiene hijos, vecinos o sobrinos más grandes, pídales que les cuenten algunas experiencias, pero trate de que estas conversaciones sean informales para que su hijo no se sienta abrumado. Como padres, también pueden conversar con otros apoderados que ya han pasado por este proceso, para recibir sus consejos y orientaciones.

Visitar la escuela: si la escuela lo permite y está dentro de sus posibilidades, lleve a su hijo días antes de que comiencen las clases a visitar la escuela, conocer las salas de clases, jugar en el patio, de manera que se familiarice con el entorno

Presentarle a otros niños: si tiene algún conocido cuyo hijo irá al mismo curso que el suyo, trate de reunirlos antes para que jueguen y se conozcan. Así no será tan difícil el primer día, pues el niño ya verá un rostro conocido.

Comenzar con una rutina una semana antes: es importante ir modificando de a poco los hábitos adquiridos durante las vacaciones. Una semana antes debe comenzar a acostumbrar a su hijo al horario de comida y de dormir, para que no sea tan difícil levantarse temprano el primer día.

Practicar la despedida: cada niño es distinto y reaccionará en su propia forma al momento de despedirse de los papás. Algunos necesitarán mayor tiempo para adaptarse y para otros será más fácil.  Ese día, asegúrese de despedirse, aunque sea difícil y recuerde que salir de la sala sin que el niño se dé cuenta puede ser contraproducente.

Procure que sea una despedida simple y relativamente rápida, que no distraiga demasiado al niño de lo que está haciendo ni haga que se ponga aún más triste. No olvide recalcarle que a la salida lo irán a ir a buscar.

La tarde previa: prepare junto con su hijo la mochila con las cosas que llevará y la ropa, de manera que todo quede arreglado para que no se atrasen en la mañana.

Llegar con anticipación: el primer día preocúpese de llegar con tiempo, de manera que tanto usted como su hijo se sientan tranquilos durante el proceso. Así también tendrá más tiempo de acompañarlo antes de que les pidan a los papás que abandonen la sala.

Mostrar interés y conversar sobre el primer día de clases: al término del primer día muéstrese interesado por lo que sucedió en la escuela, pregúntele a su hijo sobre lo que hizo, a qué jugó, qué comió, a quién conoció, entre otras cosas. Es importante hacer preguntas abiertas que permitan al niño contar lo que pasó y conocer mejor su experiencia. Por ejemplo, no solo preguntarle “¿te hiciste amigos?” o “¿Cómo se llama ese amigo? (respuestas si-no), sino también “¿cómo es? ¿qué hicieron juntos?etc.

En su periodo de adaptación puede ser usual que el niño se muestre ansioso, es recomendable que los adultos mantengan un actitud tranquila y comprensiva que le trasmita seguridad y apoyo.

 

 

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