Los primeros años de vida son clave en el desarrollo de la autoestima de los niños. Según los expertos, la confianza que ellos adquieran durante la primera infancia los protegerá frente a los desafíos de la vida y marcará sus relaciones futuras.
Cuando uno le pregunta a un padre qué es lo que quiere para sus hijos, la mayoría responde que sean felices. Pero no todos tienen claro el camino para lograrlo. Esto depende en gran medida del desarrollo de la confianza en los niños, durante los primeros años de vida.
Sus padres y cuidadores principales tienen la misión de apoyarlos en la construcción de su autoestima, animándolos a conocerse y ofreciéndoles una visión positiva de ellos mismos.
“La confianza protege a los niños frente a los desafíos de la vida y los ayuda a desenvolverse dentro de su entorno social. Un niño que se desarrolla personal y socialmente de manera adecuada, tendrá mayores posibilidades de interactuar en forma positiva y aprovechar al máximo las oportunidades que se le presenten. Además, desarrollarán habilidades y estrategias para manejar los conflictos”, explica María Luisa Orellana, Directora de programas educativos de Jardines Vitamina.
A continuación, la experta en educación nos entrega una serie de recomendaciones para potenciar la confianza y seguridad de los niños.
- Reconocimiento: cuando los niños reciben reconocimiento espontáneo frente a sus acciones, esfuerzos y logros, se potencia la confianza y con ella la imagen positiva que tienen de ellos mismos. Si las personas que son significativas para ellos, con gestos o palabras los reconocen como personas valiosas, están manifestándoles un “confío en ti”. Es importante que estos reconocimientos sean consistentes y permanentes en el tiempo para que puedan generar un efecto. Ejemplo: “Estuviste muy bien cuando aceptaste compartir tus juguetes con tu primo, tienes un corazón gigante” o “Te felicito por haber ayudado a tu mamá a cuidar a tu hermano, eres un gran apoyo para nosotros”.
- Decir que lo valoras: los niños, al igual que los adultos, requieren sentir que son valorados por las personas que para ellos son importantes. Esto se hace evidente en las expresiones de cariño y el apoyo frente a los desafíos que emprenden. Esto les aporta seguridad y favorece el que enfrenten experiencias nuevas, e incluso adversas, desde la confianza que les da el reconocerse valiosos. El expresarles que los queremos mucho y que son importantes para nosotros, sin condiciones ni una razón específica, es lo que ellos necesitan en esta etapa. Ejemplo “¿Sabías que eres lo más importante para mí?”
- Enseñarles que las dificultades son parte de la vida: otro aspecto clave es que los niños crezcan pensando que las dificultades y equivocaciones forman parte de la vida. Los padres deben apoyarlos, sin destacar lo negativo, sino que entregándoles alternativas. Por ejemplo, en vez de decirles “hiciste esto mal y no lo hagas más”, decirles “todo tiene solución” y si es necesario preguntarles “¿Qué podemos hacer para solucionarlo?” o “¿Qué podrías hacer diferente para que no nos vuelva a pasar?”. Así estamos favoreciendo su autonomía y alimentando su confianza.
- Ser un buen ejemplo: dado que los niños aprenden por imitación, los padres deben ser un modelo de autoestima positivo, por ejemplo, cuidando el lenguaje y evitando descalificar. Las relaciones respetuosas, sanas y positivas se modelan en el día a día, lo mismo que el respeto por uno y el auto cuidado.
- Evitar comparaciones: es importante para favorecer la confianza y seguridad en los niños, el plantearlos a ellos mismos como referentes de sus acciones y aprendizajes, diciendo por ejemplo “Te acuerdas cuando no podías tomar bien el lápiz, ahora lo lograste y tal como avanzaste en eso ahora lograrás escribir bien los números”. Y evitar hacer comparaciones tales como “No sé cómo todavía no aprendes a escribir los números, si tu primo de la misma edad hace tiempo que los escribe”, ya que esto último los hace sentir cuestionados en sus propias capacidades. Cada niño tiene su valor, todos son distintos y los padres deben valorar y potenciar esa diversidad, apoyándolos para que se superen a sí mismos.
- Darles responsabilidades: los niños requieren vivir experiencias para reforzar su autoestima. Los padres pueden potenciar su autonomía enseñándoles como hacer las cosas y fomentando su práctica. Una forma de lograrlo es delegándoles responsabilidades simples para que puedan confirmar sus capacidades. Por ejemplo: invitarlos a vestirse solos, que participen en tareas cotidianas como poner la mesa, hacer la cama o que busquen algunos productos en el supermercado.
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