Durante esta primera semana de octubre hemos celebrado a las asistentes de la educación, ya que el primer día de este mes se reconoce en todos los Establecimientos Educacionales su labor. En conformidad a lo dispuesto en el artículo 2° de la Ley 19.464, entendemos por este rol a los diversos actores que entregan su trabajo al servicio del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Entre sus múltiples labores contamos funciones de carácter profesional, las que en muchos casos constituyen los equipos multidisciplinarios de los establecimientos formados por psicólogos, fonoaudiólogos, asistentes sociales, entre otros. Desde sus disciplinas y experticia, ellos ayudan a entregar una atención integral a los estudiantes, colaborando con un conocimiento mucho más fino de sus realidades, generando estrategias junto a los docentes para revertir o potenciar sus condiciones.

También están todas aquellas funciones administrativas que colaboran en el funcionamiento logístico escolar, como acciones de contraloría y secretaría, entre otros. Junto a ello está esa labor tan invisible en ocasiones, ingrata en otras, pero fundamental en la vida de toda comunidad, que son las tareas de las cuales con amabilidad y compromiso, se hace cargo el personal auxiliar.

Finalmente, están esas personas que secundan la labor docente: una extensión de nuestras manos y voz, de nuestra visión y pensamiento y que en aula despliegan una cantidad impensada de recursos, a la vez que acogen, consuelan y acompañan.

El Técnico en Educación es quien complementa al Educador. La formación de ambos tiene el mismo norte, pero en la práctica cada cual debe complementar sus competencias para brindarle a los estudiantes no sólo conocimientos significativos y diversas habilidades, sino también procurar su cuidado. Y, en ocasiones, entregar la contención que requieren cuando sus contextos familiares, por razones diversas, no puedan hacerlo.

Quienes han optado por esta vocación son seres especiales, entregados al servicio y desprovistos de ego, a pesar de poseer una completa preparación en las mismas temáticas de sus Educadores. Son expertos –  como su nombre lo dice – en asistir y aplicar la técnica, conociendo la teoría, en mirar más allá de lo evidente en el diario quehacer de los niños y jóvenes. La experiencia y el tiempo compartido en aula les da una sabiduría como pocos para leer las emociones y necesidades de sus niños.

Esta semana celebramos en Santo Tomás Rancagua al Área de Educación. Es nuestro modo de homenajear a todas esas vocaciones que en su realidad laboral dejan huella en los jóvenes corazones en formación y en aquellos que hemos recibido su colaboración y compromiso. Principalmente, destacamos a las estudiantes que día a día – en muchos casos desde lejanas localidades – vienen a formar su perfil profesional para dejar su sello personal en el mundo.

Alejandra C. Morales Arias
Directora Área Educación
Santo Tomás Rancagua

 

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