El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental bajo el lema “Moverse a favor de la salud mental: invirtamos en ella”. Lo vivimos en un momento en que gran parte de nuestra vida se ha visto alterada por un virus que avanzó por todo el mundo. Nuestra economía, estudios, vida laboral, socialización, procesos tecnológicos y digitales se vieron afectados, desde nuestros niños a nuestras personas mayores.

Ya antes de esta Pandemia, nuestra radiografía chilena de la Salud Mental era lamentable. Según algunos datos de la OMS, el 17% de la población presenta cuadros depresivos, 1 de cada 3 personas presenta alguna alteración asociada a Salud Mental, 22% ha tenido un diagnóstico psiquiátrico, la tasa de suicidios se ha duplicado al igual que el estrés, el consumo de psicotrópicos en 10 años aumento un 400%. Consideremos que es aún más importante que el gasto en esta área no sobrepasa en 2.1% del total del gasto en salud, en atención primaria no alcanza a llegar al 1,8%, que no existe legislación, hay pocos especialistas en sistema público y las ISAPRES cubren menos de un tercio de las consultas.

Hoy nos invaden emociones que muchos aún no logramos controlar. Un personal de salud sobrepasado laboralmente y que ha vivido de manera permanente con miedo al contagio; adultos mayores que no viven con sus familias, con grandes sentimientos de abandono y que perdieron toda su autonomía al tener restricciones de salidas; miles de estudiantes adaptándose aun después de 8 meses a sus clases a distancia, con poco contacto con sus docentes y compañeros; los mayores con grandes niveles de ansiedad, preocupados por lo que será el futuro. Quienes más sufren siguen siendo aquellos que viven en pobreza, con entornos humanitarios frágiles, aquellos que han perdido familiares, algunos más de un integrante. Sin contar que nuestro país vive momentos políticos que polarizan a la comunidad.

Todo este entorno que hemos vivido hace pensar que hoy – más que nunca – el lema de este día debe ser una realidad. Innumerables motivos alteran hoy nuestra salud mental, con indicadores que ya demuestran que las necesidades de apoyo psicosociales y en materia de salud mental aumentarán considerablemente en los próximos meses y años. Será necesario invertir en esta área e incentivar la Ley de Salud Mental, que logre aprendizajes, innovación e investigación en iniciativas que busquen mejorar la calidad de vida de personas afectadas y su familia, con énfasis en la educación inicial.

La salud mental como definición es un estado de equilibrio entre una persona y su entorno sociocultural que garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de vida y aquí es donde debemos apostar. La salud mental es fundamental para nuestra capacidad colectiva e individual, como seres humanos capaces de pensar, emocionarnos, interactuar entre nosotros y disfrutar plenamente de la vida. Así que tómate un tiempo para mirarte a ti mismo, ve lo lejos que has avanzado, lo mucho que te ha costado, lo fuerte que has sido cuando todo se puso difícil, valórate, quiérete y trátate con cuidado. Ésa es la esencia de la salud mental. Súmate a #SaludMental

Marcela Ragni V.
Directora de Carreras del Área Salud
CFT Santo Tomás Rancagua

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