Dicen que se jugó mejor y es cierto. Dicen que el equipo corrió y también aciertan. Pero lo más fidedigno (sin excusas ni derecho a pataleo), es que nuevamente y tal como en las últimas 5 fechas, O’Higgins no logra derrotar a su rival y se conforma con un magro empate.

¡Fome de punta a cabo!, solo con algunos atisbos de intensidad en corolario, pero no entibia ni al más fiel defensor de la era Dalcio. La propuesta en cancha es más de lo mismo, donde las escasas variantes y la poca hambre de triunfo ya exaspera, pues, la expresión futbolística es mezquina en un escenario pandémico de convulsión social y sanitaria.

La estructura o “Talón de Aquiles”, como llamó el técnico a sus jugadores predilectos, perdieron las ganas y la alegría de jugar. En nuestros televisores se aprecia una oncena triste, opaca, sin ideas y con el “freno de mano” en cada uno de sus avances hasta la portería rival.

Ya no existe ese ida y vuelta, que peleaba los 90 minutos para no caer, el año 2020, en la zona de descenso. Murió la flor y aquella felicidad que representaba defender con fuerza, convicción e hidalguía la camiseta. Hoy los naufragios, sobre todo en delantera, son más que visibles.

Más allá del bajo rendimiento, que es prístino y notorio, me da pena ver a Larrondo contra moros y cristianos, en medio de una batalla que ni Aquiles, en la guerra de Troya, podría triunfar. El tipo no es dotado técnicamente, pero si le tiran un centro, es capaz de lanzarse como kamikaze. Sin embargo, ¿quién desborda para lograrlo?

El dicho “equipo gana, repite”, acá no tiene en qué lugar consolidarse. Transcurre el torneo, se acerca la primera mitad y el conjunto “Celeste”, no ha encontrado las herramientas para, al menos, hacer un solo partido decente.

Es imperioso meter mano al ropero y elegir con pinzas el traje para este fin de semana frente a la “U”, que viene con el envión del clásico y con un goleador en llamas, que incluso las pelotas cuadradas le acomodan para gritar gol.

Muchos preferimos optar por variantes, cambios de esquema y sistema, nuevos rostros o ausencias por rendimiento, que morir con las “botas puestas” de la tozudez en el círculo ya vicioso de la crisis existencial instalada en Rancagua.

Manuel Polgatiz C.
Periodista
Comentarista Deportivo

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