
“Ayudar” es la palabra por la que la mayoría de nosotros entra a esta carrera, Servicio Social, la que más se repite cuando nos preguntan por qué elegimos estudiar esto. Y nos dura muy poco porque al instante nos enseñan que no ayudamos, sino que “intervenimos”, una palabra quizás un tanto seca, sin tanto amor como el concepto de ayuda.
Al pasar las primeras semanas, nos damos cuenta de lo importante que somos para la vida de las personas y las responsabilidades que tenemos para aportar nuestro granito de arena en esto llamado “sociedad”.
La sociedad, otro concepto muy importante para nosotros, es por lo que nos esforzamos día tras día para ser mejores personas y, por qué no, trabajadores sociales. Sabemos que tratar con personas es uno de los mayores desafíos al que nos enfrentamos; indagar los mundos distintos de cada uno de ellos es algo difícil, pero también mágico. Aprendemos algo de cada uno y, sin duda, más de alguno nos marcará para siempre.
También llega la hora de la frustración, una palabra que a muchos nos da miedo. Pensar que el problema de los demás estaba en nuestras manos y no podemos hacer mucho, es frustrante, sin embargo, de todo se aprende y se sigue adelante, todo suma.
Eso es esta carrera, una montaña rusa de muchas emociones que constantemente tenemos que manejar. Aportar nuestro granito de arena – que muchas veces puede llenar la playa – eso y mucho más es el Trabajo Social.
Tiare López Rodríguez
Estudiante de Servicio Social
IP Santo Tomás Rancagua
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