
Cuando pensamos en la celebración del Día del Niño, como padres nos empezamos a preguntar qué regalar. Qué regalarles si hoy en día pasan horas pegados al celular o a su computadora, cada día hay menos tiempo para socializar y compartir, sus deberes escolares no lo motivan… incluso, si salen a jugar a la plaza y les quitamos el aparato electrónico se descontrolan llorando y nada los consuela.
¿Cómo son nuestros niños, cuáles son sus características y necesidades? Podríamos mencionar un sin número de cualidades, como la destreza verbal en cuanto al manejo de vocabulario, muchas veces sorprendiéndonos con las palabras que utilizan al comunicarnos alguna idea. Sin embargo, las relaciones sociales, la empatía y la regulación emocional se encuentran descendidas, al igual que el desarrollo motriz está afectado. La actividad física es mínima, se remite muchas veces sólo a las clases de educación física y el deporte no los motiva, ya que suelen decir: “No soy bueno en eso”.
El Académico del Programa de Estudios Interdisciplinarios sobre la Infancia de la Universidad de Chile, Camilo Morales en una entrevista del año 2020 señalaba: “El movimiento y el juego son las posibilidades que tienen los niños para elaborar sus experiencias. El juego no es solamente diversión. El juego es lenguaje, es comunicación, pero también es la posibilidad que tienen los niños para poder tramitar sus experiencias vitales, representando, haciendo roles, simbolizando lo que van viviendo en su cotidianidad”. Son niños desafiantes y esperan siempre una respuesta que los deje convencidos de lo que uno les está queriendo comunicar.
Sus cerebros están constantemente “bombardeados” de información e imágenes que los hacen estar sobre estimulados, lo que trae como consecuencia que la educación tradicional – donde es el adulto que unilateralmente traspasa información – no los motive, ni tampoco quieran seguir instrucciones, sin tener una explicación del porqué deban hacerlo.
¿Qué necesitan los niños?
Pareciera que nuestros pequeños no nos necesitan, y nos angustiamos. Pero no, ellos más que nunca nos necesitan, necesitan que estemos detrás, al lado y frente a ellos. Necesitan que nos incorporemos en su mundo, lo entendamos (aunque muchas veces no nos guste) y participemos de sus conocimientos y aventuras digitales. Muchas veces con sólo escuchar lo que nos cuentan de sus juegos, de los videos que ven y que muchas veces los hacen reír a carcajadas, para ellos es valioso. No es necesario invadir su mundo, sino que sólo estar y disfrutar con ellos.
Y dentro de ese estar, recomiendo buscar alternativas de compartir, de volver a lo que muchas veces suena repetitivo, pero es volver a lo tradicional, como por ejemplo, a los juegos de mesa (que se pueden relacionar con sus intereses), a los juegos verbales de adivinanzas (también relacionados con sus intereses), a salir en bicicleta en familia, a comer todos juntos en la mesa y recordar situaciones graciosas vividas en familia. Ir al cine, elegir entre todos la película y comentarla después, qué les pareció a cada uno. A jugar incluso en familia a algún video juego que le guste a tu hijo y disfrutar de ello. Cocinar, es una excelente instancia, donde no sólo disfrutan uniendo los ingredientes para ver un resultado, sino que también van adquiriendo nociones matemáticas, lenguaje, ciencias, entre otros y sobre todo disfrutan compartiendo, esperando ver el resultado que comerán todos juntos.
Por naturaleza propia, los niños son aventureros, les encanta explorar lo que los rodea, son curiosos, siempre quieren llegar más allá. Por lo tanto, desde este punto de vista, los dispositivos sólo les satisfacen una parte de esta curiosidad, pero no les permite a ellos explorar y manipular, lo cual es una excelente oportunidad para que los padres puedan tomar ese camino, que para ellos es tan natural y lograr así una experiencia muy gratificante para todos. Qué más entretenido que buscar insectos, “chapotear” en las pozas de agua, jugar con la nieve, hacer castillos de arena en la playa, subir un árbol, hacer un picnic en el patio…
Debemos estar siempre atentos y dispuestos a los intereses de nuestros hijos, a entender que la tecnología llegó para quedarse y no es nuestra enemiga, sino que hay que saber utilizarla bien: la prioridad siempre será el contacto humano y las relaciones sociales con nuestros hijos. Aunque muchas veces el trabajo nos consuma mucho tiempo, cada minuto que estemos con nuestros hijos hay que aprovecharlo al máximo, desde el regreso en el auto a casa, mientras los vestimos en la mañana para levantarlos o en la noche para acostarlos, pasando por la hora de alimentación.
Siempre el conversar, jugar y reír serán momentos valiosos y enriquecedores para ellos y para nosotros como padres; siempre quedarán en el corazón de nuestros hijos, como un gran recuerdo. Todos los días, puede y debe ser la Celebración del Día del Niño, si ustedes se lo proponen.
Carolina Nuñez Urra
Docente de las carreras del Área Educación
Santo Tomás, sede Rancagua
Comments