En el transitar de la educación media hacia la superior, se plantean una serie de desafíos que los jóvenes de nuestro país deben sobrellevar. Para cualquier estudiante, esto puede ser abrumador, el último año de colegio, el preuniversitario, la PAES y la separación de un lugar que los ha visto crecer con sus estructuras, espacios y tiempos.

Este desafío que nos presenta la educación superior es un proceso complejo, pero aún es más complejo para alumnos dentro del espectro autista, quienes pueden provenir de ambientes de aprendizajes mediados, protegidos, con apoyos y adaptaciones como un traje a la medida. Al encontrarse con este ambiente autónomo, los estudiantes pueden enfrentar desafíos únicos o barreras muy difíciles de sobrellevar. La sobrecarga sensorial, las dificultades en la comunicación social y la necesidad de rutinas estructuradas pueden hacer la adaptación a la vida universitaria muy difícil.

Entonces nos preguntamos, ¿cómo podemos los docentes aportar en estos procesos? Puede ser que lo visualicemos en nuestras aulas o que nos enteremos con el tiempo al vincularnos con nuestros alumnos. Esto nos presenta dos caminos, ver el vaso medio lleno o medio vacío; complicarnos y no seguir la senda de la inclusión cerrando definitivamente las puertas, o utilizar todas estas fortalezas notables que pueden poseer los estudiantes con estas características.

Recomendaciones

La atención al detalle, la memoria excepcional o el pensamiento lógico, entre muchas otras que puedo descubrir, pueden contribuir significativamente al éxito de estos alumnos. Acompañando y entregando las herramientas para desarrollar quizás habilidades sociales al integrarlo a algún grupo, adaptar pruebas o presentaciones orales, como también el uso de tecnologías en la presentación de la información, pueden aumentar la independencia y entregar herramientas para la vida en el futuro, las cuales les permitirán enfrentarse de mejor forma al mundo laboral.

Algunas veces, con pequeños actos podemos cambiar el mundo y concientizar desde nuestra labor de docentes. Tenemos esta enorme oportunidad de cambiar vidas, no sólo la de los estudiantes dentro de esta condición, sino de generaciones de estudiantes que saldrán de nuestras aulas con una mirada diversa. No sólo estamos aquí para aportar técnicos y profesionales de excelencia a nuestra sociedad, sino que éstos – desde donde estén y en el contexto que se desarrollen – tengan una mirada inclusiva en todos los ámbitos, ya sean ingenieros en minas o técnicos de la educación.

En el marco del Día de la Concientización sobre el Autismo, como cada 2 de abril, los invito a reflexionar y a preguntarnos: ¿qué puedo hacer yo como docente para mejorar la experiencia de nuestros alumnos en condición del espectro autista? Así, su paso en esta etapa de la vida será significativo y no un mal recuerdo que quieran olvidar para siempre.

Stephanie Grett Hernández Benavides
Docente de la carrera Psicopedagogía
IP-CFT Santo Tomás, sede Rancagua

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