
Cada año, el 1 de octubre nos invita a detenernos, mirar alrededor y reconocer el valor inmenso de las personas mayores.
Detrás de cada rostro hay una historia, una familia, un esfuerzo y un legado que ha dado forma a lo que somos como región. Pero también hay una pregunta que debemos hacernos con honestidad: ¿estamos realmente preparados para acompañar el envejecimiento de nuestra comunidad?
La Región de O’Higgins tiene una de las tasas más altas de personas mayores del país. No es solo una estadística: es un llamado a mirar con mayor atención las calles, los barrios, las ferias, los consultorios, los clubes y las plazas donde miles de adultos mayores viven su día a día. Muchos siguen activos, comprometidos, liderando espacios sociales o cuidando a sus familias. Pero también hay otros que enfrentan la soledad, la brecha digital, la falta de transporte o las limitaciones económicas.
He sido testigo de la fuerza que tienen, pero también la fragilidad de un sistema que muchas veces no logra responder a tiempo.
Por eso, hablar de envejecimiento no puede reducirse a políticas o programas: debe ser una mirada transversal, comunitaria y humana, donde cada institución, municipio, empresa y familia se comprometa a generar entornos más amigables y accesibles.
Envejecer en O’Higgins debe ser una oportunidad, no una carga.
Para eso necesitamos abrir espacios reales de participación, donde las personas mayores sean escuchadas y puedan decidir sobre los temas que les afectan. Necesitamos fortalecer la red de cuidados, garantizar el acceso a la salud y promover iniciativas que valoren su rol como portadores de experiencia, cultura e identidad.
También debemos avanzar hacia una educación intergeneracional, donde los jóvenes aprendan a mirar con respeto y gratitud a quienes vinieron antes. El envejecimiento nos cruza a todos, no es algo ajeno ni lejano: es el reflejo de cómo queremos vivir nuestras propias décadas futuras.
Como región, tenemos la responsabilidad y la oportunidad de liderar una nueva forma de mirar la vejez: con cariño, con respeto, pero también con acción.
Porque el envejecimiento no es un tema del futuro: es la realidad del presente, y cómo la enfrentemos hoy definirá la calidad de vida de miles de personas mañana.
En este Día Internacional del Adulto Mayor, mi reconocimiento y gratitud a quienes han construido con esfuerzo nuestra historia regional.
Sigamos trabajando para que envejecer en O’Higgins sea sinónimo de dignidad, participación y bienestar.
Ese es el verdadero desafío, y nos convoca a todos.
Tamara Jofré Salinas
Ex directora regional de
SENAMA O’Higgins
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