Desde el año 2013, ONU SIDA estableció objetivos para el tratamiento del VIH. 90-90-90 era el ambicioso objetivo de tratamiento para contribuir al fin de esta epidemia que hacía referencia a que en 2020 el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico respecto al VIH, 90% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretrovírica continuada y el 90% de las personas que reciben terapia antirretrovírica tengan supresión viral. Lejos está el mundo de haber cumplido la meta: los indicadores hoy son 87%, 69% y 57%, respectivamente. Ante estos valores, se espera alcanzarla antes del 2030 para pasar posteriormente a su erradicación.

Según datos del MINSAL, Chile tiene un 34% de crecimiento de la tasa de nuevos contagios durante 2010-2018 y 71 mil personas con el virus al 2019, un alza de 4 mil personas en comparación al año 2017. Del total de personas del 2019, un 87% han sido diagnosticadas y de éstas, 73% está en tratamiento, de los cuales 88% (39.690) se encuentra con carga viral suprimida (indetectable). Cuando una persona que vive con el VIH sigue un tratamiento antirretrovírico efectivo, la carga vírica se vuelve indetectable, así no pueda transmitir el VIH.

El 1 de diciembre es el Día Mundial del SIDA y – desde la mirada de la enfermería – abordamos este tema con énfasis en el sexo seguro, la prevención del VIH y las enfermedades de transmisión sexual. Lograr un mundo más sano, justo y equitativo para las generaciones futuras es una propuesta de ONU SIDA: solidaridad, colaboración multisectorial e investigación se suman a la necesidad de entregar el tratamiento del VIH a todos aquellos que lo necesitan.

El sexo seguro implica tomar precauciones para evitar el potencial contagio de infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, durante los encuentros sexuales. Los métodos de prevención para reducir los riesgos de infección por el VIH demuestran que son efectivos cuando se usan en conjunto, dentro de los cuales se incluye el uso correcto de los preservativos masculinos y femeninos. También, el uso de medicamentos antirretrovíricos como profilaxis previa a la exposición (PPrE), el cual se ofrece como otra opción de prevención a las personas con un riesgo significativo de contraer la infección por el VIH, quienes deben cumplir con indicaciones específicas. No olvidar el tratamiento de las personas que viven con el VIH para reducir la carga vírica y evitar la transmisión.

Es importante mencionar la opción de circuncisión médica masculina voluntaria, ya que estudios indican que la posibilidad de infectarse por VIH es un 60% menor en pacientes circuncidados. También es importante implementar acciones para cambiar conductas y disminuir el número de parejas sexuales, así como mantener relaciones monógamas entre personas no infectadas u optar por el sexo sin penetración. No es una realidad nacional, pero otros países también deben hacer énfasis en controlar el uso de agujas y jeringas esterilizadas en uso de drogas.

Marcela Ragni V.
Directora de Carreras del Área Salud
CFT Santo Tomás Rancagua

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