-El facultativo postula a ser diputado por el Distrito 15 y realiza un detallado análisis de la situación de la salud en Chile y cómo se deben combinar el sistema público y privado para entregar calidad de atención a las personas.

-En materia de educación dice que la oferta de formación no puede ser regulada por el mercado.

Fuad Hamed Sleman es médico, especialista en ginecología y obstetricia; nació en el Hospital Regional de Rancagua y es oriundo de la ciudad de Graneros donde: “llegaron mis abuelos provenientes de Siria arrancando de la ocupación turco otomana que afectaba al medio oriente”, cuenta el facultativo en un diálogo pausado y de relato amable en el que aborda de forma clara su mirada sobre la situación y los cambios que requiere el país en materias como salud y educación.

En conversación con www.elurbanorural.cl cuenta por qué decidió aceptar la invitación a ser candidato  a diputado por el Distrito 15, “que me la habían planteado en otras oportunidades, especialmente a nivel regional” y señala que, “yo creo que hay  una situación que está viviendo Chile, que es muy especial y que ojalá la gente lo pueda visualizar y que es la importancia que va a tener la elección este 21 de noviembre. Mi percepción, es que el futuro del país que vamos a tener va a depender un poco de estas elecciones. Por eso, me sentí más motivado a aceptar, al ver la importancia que tiene esta elección para el futuro del país”.

Y detalla que “a diferencia del resto de las elecciones en que uno veía un cambio dentro de una norma que tenía límites más o menos establecidos para ambos lados, hoy vemos que esos límites se han perdido un poquito y el país puede seguir un camino que puede ser muy complicado, no porque yo lo diga, sino que porque lo hemos visto en países muy cercanos a nosotros”.

Sostiene que los cambios en otros países nos han “impactado y lo hemos visto directamente, a través de la inmigración, hemos visto cómo los cambios en las políticas de un país pueden terminar en situaciones muy complejas y que hagan incluso, que la gente deba olvidar su país y salir a buscar mayores libertades y mayores oportunidades fuera de sus fronteras, lo que es absurdo. Y ahí, hacer un llamado a que tengamos cuidado, porque hoy en día alegamos mucho de los  inmigrantes, pero si las cosas no se dan bien, podemos terminar nosotros siendo inmigrantes”.

Un médico independiente

Independiente, va en la lista del Frente Social Cristiano de los  Partidos Republicanos y Conservador Cristiano, que lideran José Antonio Kast y Antaris Varela, respectivamente.  Sobre los independientes, el doctor Hamed indica que “mi impresión es que a pesar que las estructuras están para que uno no pueda ir 100% como independiente, la verdad es que uno tiene que ir en un pacto o conglomerado porque si no es inviable que la persona pueda resultar electa”. Y a renglón seguido acota que “pero yo veo que bajo esa mirada y la opinión pública lo ha entendido muy bien, los independientes tienen la necesidad hoy en día de los partidos para seguir y ser electos. Creo que es una tendencia y es mi percepción que en estas elecciones se entenderá este concepto de la independencia, en el sentido que las personas quieran favorecernos con el voto y dar un castigo a la política tradicional, a los políticos de carrera, que van por un distrito y nunca aparecen y luego se presentan en la feria dos meses antes de las elecciones”.

A los 18 años se fue a estudiar a la Universidad Católica donde además hizo su especialidad de ginecología y obstetricia, la que ejerce desde hace casi 30 años. Se define “nuevo en las lides políticas” y señala que decide dedicarse al servicio público porque cree que “la medicina no está muy lejos de ello, pues también es un servicio público, aunque está más acotado a la parte médica; yo he pasado mi vida escuchando problemas y solucionando problemas, pero en el ámbito de la salud y la política tiene la particularidad de permitirnos dar un servicio más amplio. Tienen una caja de resonancia mayor porque uno puede llegar a más personas”.

Precisa que “con buenas políticas se pueden mejorar muchos aspectos y a muchísimas personas y,  aunque el cargo de diputado es distrital, las leyes que se aprueban o rechazan impactan la vida a nivel nacional. No son tan lejanas ni antagónicas la medicina y la política. En la medicina los resultados son más instantáneos y dependen de uno, mientras que en la política, los resultados son más lentos y dependen de acuerdos”.

Su diagnóstico de la política

Como buen médico hace su diagnóstico de la política nacional y señala que “veo un gran deterioro en la política. Yo soy una persona independiente, en el sentido que nunca he militado en un partido político y si bien mi postulación va por un pacto, el Frente Social Cristiano, yo lo acepté, pero en mi calidad de independiente. Y eso, es importante porque del déficit que yo veo,  la gente que está en política es,  valga la redundancia, muy política y cuando la gente se comienza poner un poco sorda, atrincheran sus ideas con sus posturas ideológicas y cuando uno no escucha, comienza a no conversar. Y se transforman en monólogos que no son conducentes a nada”.

Para Fuad Hamed el gran deterioro de la política y el grave rechazo de la comunidad a ello,  tiene que ver con que “no están preocupados del bienestar de la gente ni de sacar adelante leyes que puedan ser importantes para las personas. Están preocupados de sus rivalidades y de tener ganancias, en términos de las confrontaciones políticas y eso no le hace bien al país”. Agrega que “echo de menos un poco a la política de los acuerdos que mantuvo a Chile en un carril de crecimiento y convivencia muy adecuado, durante muchos años. Yo te diría que esta situación comenzó a cambiar  en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet y se acentuó en el actual Gobierno de Sebastián Piñera, entonces, estamos hablando de 7 años atrás que comenzó este fenómeno en forma más importante”.

Desde esa mirada, Hamed Sleman invita a “retomar la política de los acuerdos y hacerlo, según mi perspectiva, implica que llegue gente nueva al parlamento y que ojalá, sea lo menos política posible, en el sentido del dogmatismo, no de las ideas; que no vengan con este sesgo previo de ‘yo milito en un partido y mi partido piensa esto y yo tengo que aferrarme a eso y tengo que ir por este carril sin salirme’. Yo no creo en eso, pienso que el parlamento tiene que cumplir con la labor para la que fue creado porque parlamento viene de parlar, en italiano, instancia para dialogar y creo que hemos olvidado el significado de parlamentar. Se ha perdido el diálogo y hay que recobrarlo; es el momento que los independientes tengan una actividad más notoria y presente, lo veo como una necesidad”.

-Si ya estuviera en el parlamento, ¿Cuál sería la primera propuesta, lo primero que apoyaría Fuad Hamed?

-Yo soy médico y en esa calidad, no he estado solo en la consulta, sino que también he estado en el ámbito administrativo: he sido director de clínica por 12 años en Rancagua, he estado en directorios de clínicas, he pertenecido a agrupaciones que agrupan a redes de clínicas, entonces, tengo claro que mi aporte va a ser en el área de salud, porque es lo que yo manejo, es en lo que he estado toda mi vida y, por tanto, conozco las virtudes del sistema y los déficit.

En este sentido, mi intención es aportar, principalmente, en el área de salud, la que requiere un manejo y un apoyo muy importante por cómo se están dando las cosas hoy en Chile. Entonces, mi aspiración es ser integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados y desde allí proponer algunas ideas para mejorar la calidad de vida de todos los chilenos. Principalmente, el acceso y la calidad en salud, que son conceptos muy fáciles de enarbolar y tenerlos como slogan, pero por los que se hace tan poco, cuando es tan evidente dónde hay que apoyar.

Saludes no antagónicas

Para el doctor Hamed, los sistemas público y privado de salud no son antagónicos. “Uno tiene que separar dos ámbitos: el de los seguros y el de las prestaciones. En los seguros tenemos dos: Fonasa y las Isapres, y cuando uno evalúa eso y ve los análisis a nivel de las encuestas, sobre cómo lo percibe la sociedad, efectivamente, hay un castigo a las isapres y un beneficio para el sistema estatal. Probablemente, por la equidad, por los reajustes que se hacen constantemente en el sistema privado, que si uno lo ve de lejos, ve que, efectivamente, hay un criterio muy de mercado, de obtener ganancias y no en que prime el dar un buen servicio en muchos ámbitos”.

Asimismo, continúa, señalando que “en el área de los prestadores están los hospitales en el sector público y las clínicas del sector privado, donde la percepción es al revés: la gente tiene una mejor percepción de las clínicas que de los hospitales públicos, por lo tanto, tenemos opiniones cruzadas. ¿Y qué significa esto?, que tenemos que integrar ambas cosas y sacar lo mejor de ambos mundos. Tenemos que llevar al sistema de salud a un ámbito que se parezca más en la equidad y en la seguridad al sistema estatal, pero en que la calidad de la atención, la prontitud y la acción, en términos de eficacia, se parezca más al sistema privado”.

Dicha esta afirmación, Hamed Sleman precisa que mejorar la calidad de la atención y la eficacia que reclama la comunidad, no se da por “las personas que trabajan allí, que es gente maravillosa que le pone mucho empeño; pero en salud, se requieren muchas cosas para que el sistema funcione. No se requiere solamente la buena voluntad de una persona. Por ejemplo, para operar a un paciente no se necesita solo que el médico quiera operarlo, depende de que haya pabellón, de que esté el anestesista, el auxiliar de anestesia, es decir, son un sinfín de cosas que permiten que se produzca la atención. Y ahí, en la parte pública, hay un déficit”. Y explica: “los hospitales tienen atención hasta las 2 de la tarde; en la tarde hay una baja operación en términos de los pabellones y las causas son múltiples: desde falta de especialistas, que yo creo que se ha ido mejorando, hasta cosas políticas que tienen que ver con los sindicatos. Desgraciadamente, dentro de los estamentos de salud hay cosas que impiden sacarle más trote. Por lo tanto, la idea es sacar los mejor de ambos mundos, llevando a los hospitales a tener un rendimiento parecido  a los privados, generando instancias que permitan que los hospitales mejoren, en términos de su quehacer”.

Y como ejemplo, el doctor Hamed señala que hoy en día, el Hospital Regional de Rancagua es -en superficie- uno de los más grandes de Sudamérica, es decir, “enorme, pero en número de partos, la Clínica Isamédica que es, infinitamente más chica, tiene más partos que el Hospital Regional, con menor infraestructura, con menos personal, con menos recursos. Entonces, estamos hablando de eficiencia y productividad, que es una de las cosas que hay que ver y mejorar”.

Asimismo, el especialista en salud ginecológica dice tener claro que “plantear esto, probablemente, no sea fácil, ya que hay cosas políticas, historias y formas de accionar de la gente que está ahí. Pero, el desarrollo de la salud, debe tener esta mirada, debe saber que adolece de estos problemas y, por lo tanto, uno en términos de crecimiento, debiera pensar en cosas más bien mixtas. Y eso se da en muchos países. En España, en Madrid, tienen un sistema de atención en salud, principalmente mixto, donde la infraestructura es estatal, pero los servicios adentro son privados. Se le entrega una especie de concesión a los privados, pero en un ámbito público. Es un hospital público, pero el régimen interno con el cual a la gente se le cataloga por su productividad y eficiencia, es más bien como en el sistema privado y son hospitales que funcionan extraordinariamente bien. Claramente, no es de un día para otro y hay que tener una mirada de largo plazo para ir caminando hacia allá; esto no se va a hacer con dos leyes en el parlamento, es imposible, porque cambiar esas cosas que vienen por muchos años, es complejo”.

Centros especializados y regionalización de la salud

El facultativo sostiene que “hay instancias de desarrollo que tenemos que evaluar, y que tienen que ver con centros de atención terciaria de especialidad. Por ejemplo, hospitales del cáncer, hospitales de problemas cardiovasculares, porque es lo que se muere la gente –cuando no estamos en tiempo de pandemia- y para eso, el ideal es tener centros de atención terciaria de estos ámbitos. Además, se debe practicar la descentralización, no todo debe estar en Santiago. Uno puede instalar estos centros de derivación en Concepción, para la zona sur; en Rancagua, para el centro, y otro para la zona norte: La Serena o Coquimbo; que haya un grado de descentralización y de favorecer la regionalización  en el ámbito de la salud”.

Como ejemplo, menciona  a Estados Unidos,  donde “hay ciudades enteras que han crecido alrededor de estos centros de salud terciaria, en los cuales hay derivación de toda la nación y que no están en el centro de la ciudad, sino que en las afueras. Es una idea que debiéramos explorar, porque yo no estoy descubriendo la rueda ni mucho menos, si estos centros están presentes hoy en Estados Unidos y Europa, y han resultado ser un éxito en términos del funcionamiento, la  descentralización y en reducir los costos”.  Y en materia de costos detalla que “es muy distinto tener centro de cáncer agrupado y que tengas todo lo mejor en ese lugar -para resolver los problemas de cáncer de la población- a que esos mismos recursos estén dispersos en 5 o en 10 partes lo que implica un costo mucho mayor con inversiones muy grandes”.

Lo que mostró la pandemia

El candidato a Diputado por el Distrito 15, indica que “esta es un poco mi perspectiva, los sistemas público y privado tienen que ser complementarios y sacar lo mejor de ambos mundos para que sea lo mejor para población. Lo vimos ahora en la pandemia, Chile tuvo un resultado excepcional, no quedó nadie que requiriera un ventilador que no lo tuviera, pero eso se pudo debido a que se pudieron unir ambos sistemas. Es un buen ejemplo de que las cosas se pueden hacer: acá no hubo voluntad, hubo una urgencia, pero la salud  siempre es una urgencia;  que alguien se muera esperando algo o que alguien esté eternamente en una lista de espera, es a mi juicio, tan inmoral como que alguien no cuente con un ventilador para tratarse de Covid. Entonces, la urgencia en salud no la podemos ver solo en una pandemia, sino que la tenemos que ver cuando la gente necesita atención”.

El ginecólogo de origen granerino finaliza su análisis con una mirada a la salud primaria. “Las instancias de la atención primaria no son resolutivas porque no hay especialistas, entonces, pasan algo como una dipirona o  un antiespasmódico y derivan al paciente al Hospital Regional y ‘vaya a conseguirse una interconsulta… ahí empiezan los problemas de atención y de acceso. Entones, el secreto es integrar ambos sistemas, en beneficio de las personas, dejando de tener esta mirada política de la confrontación como del bien el mal, de lo público y lo privado, que para mí es una cosa añeja, mitológica, que no tiene ningún sentido”.

Análisis de la educación

¿Cómo ve el estado actual de la educación en Chile?

-Es un tema complejo, reconozco que siempre he mirado con envidia a Uruguay e incluso a Argentina, aunque ha decaído en la calidad de su educación; y me pregunto por qué los uruguayos son capaces de tener una educación de calidad y gratis… y nosotros en Chile no tenemos nada gratis. Yo creo que el gran drama que tenemos es que -hoy en día- los costos de la vida en nuestro país son extremadamente caros y son caros para la persona de a pie.

Y si a eso tú le sumas la mochila que es la deuda estudiantil y más encima si el  titulado no tiene trabajo, el panorama es más complejo. Yo creo que las intenciones cuando partió -con Ricardo Lagos- este acceso a la educación que es muy bueno, no se pensó  en que como todo en la vida, uno tiene que partir del primer peldaño y educar no significa –necesariamente- ir a la Universidad. De hecho, cuando tú estudias el mercado laboral, de cada 4 trabajos que realizan las personas, uno requiere educación universitaria y tres no;  los demás requieren preparación en un instituto, preparación en otros aspectos, pero no podemos pretender que el 100% de las personas sean universitarias. Eso es una falacia porque lo que vamos a producir es gente cesante y más encima con esta pena de ser cesante y no poder ejercer.  Yo creo, que hay un doble pecado  en eso y si le agregas más encima una deuda económica, es un triple pecado”.

Educación universal con regulación del mercado

Para el doctor Hamed, la educación debe “ser universal”, pero el máximo empeño debe “estar en la educación básica y media, pero de ahí en adelante hay que controlar al mercado, uno no lo puede dejar así: ‘como no importa, que lo regule el mercado’, porque esa regulación del mercado va durar decenas de años y estamos hablando de miles y miles de vidas frustradas. Entonces, ahí hay que poner un poco de orden y decir: cuántos periodistas necesitamos en Chile; cuántos odontólogos necesitamos en el país, y no solo a nivel de las universidades del Consejo de Rectores, sino que todas, porque todas están en Chile y todas por lo tanto, están bajo la legislación que nos rija”.

Y para muestra un botón: “Yo recuerdo hace dos años haber escuchado al Presidente del Colegio de Odontólogos, pidiendo, por favor, que la gente no estudiara más odontología porque no había campo y es cierto. Tú no puedes dejar la puerta abierta con este slogan de educación universitaria gratis y de calidad para todo el mundo. Primero porque no se necesita, desgraciadamente y segundo, porque vas a hacer perder mucho tiempo a gente que puede desarrollarse, infinitamente mejor, en otras áreas, desde las cuales podría contribuir mucho mejor, como técnico o dando otro servicio y no pensar que la vía universitaria es la única opción de desarrollo”.

Y Fuad Hamed, respalda su mirada con cifras: “Hoy día, uno ve que los índices de ocupación de la gente -que egresa de las universidades- en cada vez menor… y detrás de esos números hay miles de jóvenes frustrados, que es lo que hacen al final, es enrabiarse con el Estado porque les prometieron algo que no es cierto. En mi época, lo que escuchamos era que si estudiabas algo, una buena carrera universitaria, tenías tu vida asegurada. Era  la meta que tenías que seguir y si tú lograbas eso, no tenías de qué preocuparte porque lo demás llegaba solo. Para los jóvenes de hoy, eso no es así porque les contaron una mentira que los impactó amargamente, entonces, yo sin estar de acuerdo con la violencia en ningún ámbito, soy una persona extremadamente pacífica, trato de entender por qué esos  jóvenes salen a tirar piedras enrabiados con el sistema. Y es porque de verdad el Estado no se ha preocupado, solo se han preocupado de los slogans y no han mirado estas dolorosas cifras que son de dominio público. Dejar que regule el mercado es inhumano”.

Equidad

El segundo punto fundamental en materia de educación, para el doctor Fuad Hamed, es “la equidad y ahí es aún más complicado el escenario porque la equidad en educación, para mí, implica mejorar las condiciones económicas de las personas. Y te lo expongo: cuando yo egresé del Instituto O’Higgins éramos 45 alumnos en el curso y eran tiempos en que el acceso a la educación eran bastante menor, por lo tanto, habíamos personas que éramos del ámbito medio, medios bajos y medios altos. Sin embargo, teniendo los 45 los mismos profesores, la misma educación impartida a todos, había gente que tenía más o menos opciones de estudiar porque tenían que ayudar en la casa porque la mamá tenía problemas en temas de salud y tenían que ayudar al papá en ciertas labores y te estoy hablando de un colegio particular;  si esto lo llevas hoy, a otras instancias educativas: institutos, liceos es mucho más patente que los jóvenes tengan que dedicar menos tiempo al estudio porque debe dedicarle tiempo a ayudar a sus padres para costear el tremendo costo que tiene la vida en Chile”.

Por ello, el candidato a diputado sostiene que “hay una tremenda inequidad y eso, no lo vas a mejorar poniendo los mejores docentes en esos colegios, lo que tienes que mejorar primero es el estándar de vida de esas familias para que los alumnos tengan más tiempo para estudiar”.

Fuad Hamed sostiene que “todos somos personas distintas y eso es lo bueno de la vida y no tenemos porqué ser iguales, pero si tener equidad y la equidad para mí parte antes del profesor, parte al darle a la persona un buen cimiento para que pueda estudiar y hoy, lo estamos haciendo al revés. Tú puedes ponerle el mejor profesor de Harvard, pero esos jóvenes si no tienen tiempo para estudiar, qué resultados vas a tener: te gastas la plata y lo perdiste igual”.

Por ello, el doctor indica que “la educación es un tema complejo y requiere políticas de Estado y aquí no existen. Porque pasa un gobierno y el que viene -casi por revancha-  las cambia.  Y esto, hay que mirarlo a largo plazo, 5 o 10 años,  para que la gente pueda estudiar y generar los profesionales que el país requiere y no generar cesantes con deudas.  Debemos desarrollar un sistema donde lleguen a la Universidad los mejores, ese 25% que requiere el país, pero no el 100%. Debe mejorarse la educación técnico profesional y apoyar los emprendimientos familiares, si uno se puede  desarrollar en otros ámbitos, porque plantear la Universidad como la única vía, puede terminar siendo lo peor”.

Una campaña sin campaña

-“Yo no estoy en una campaña política en la calle, no me vas a ver prometer cosas, yo no creo en eso, porque  no puedo prometer nada que no pueda hacer; en la Cámara son 155 diputados y las cosas se dan por mayoría, por lo tanto, yo puedo tener la mejor idea del mundo y si no soy capaz de entusiasmar al resto, mi promesa se la pueda llevar el viento. Lo que sí me puedo comprometer es a lo que he hecho siempre en mi vida: a hacer lo mejor posible lo que debo hacer; a poner el máximo de empeño, de seriedad. Y en términos de capacidad, yo creo que tengo la capacidad para desarrollar esta labor, llevarla a una instancia de diálogo y convencer y que las otras personas puedan compartir esta mirada en términos de  mejorar la salud, la educación y otros ámbitos que nos importan a las personas”.

-“Tampoco me creo dueño de la verdad, en lo absoluto, por lo tanto, yo partí diciendo que soy abierto al diálogo, a escuchar,  las veces que más aprendí en mi vida fue escuchando y no hablando, pero la gente se olvida  de eso, están dedicados más a hablar y a escucharse a sí mismos y eso no conduce a nada, solo conduce al diálogo de sordos que tenemos hoy día en el Parlamento”.

-“Espero que la oportunidad no me la den solo a mí, sino que a todos los independientes de verdad. Que seamos mayoría, pero los independientes de verdad, no como ocurrió con la elección de la Convención Constituyente en que apareció la Lista del Pueblo,  yo a lo mejor en términos de ignorancia porque no soy un político avezado pensé como muchos chilenos  que esta era una lista independiente y después nos encontramos con la sorpresa que de independientes no tenían nada, sino que eran de ideas políticas, no solo claras, sino que establecidas y educadas por algunas doctrinas y, por lo tanto, la gente lo comenzó a percibir como un engaño. Yo lo veo con mis pacientes, mucha gente que votó por el apruebo, si votarán de nuevo lo harían por el rechazo porque ven en esto y en muchas otras cosas que ha pasado con los constituyentes, un engaño a las personas”.

-“Uno puede aceptar que no sean abogados constitucionalistas quienes redactarán la Constitución, pero si tú te quieres operar, ¿vas a buscar un médico o vas a buscar una persona que tenga buenas intenciones para operarte? Yo creo que todos vamos a buscar un médico y ojalá un experto, para que nos resuelva el problema. Entonces, a mí nunca me pareció muy correcto esto de buscar a gente tan poco preparada, en términos de la redacción de la Constitución. Yo entiendo lo de la diversidad porque soy un amante del diálogo, pero a lo mejor la instancia era buscar abogados expertos, de las mejores ramas, con distintas visiones políticas del mundo y que buscaran un acuerdo y un consenso, pero no, hoy  uno no sabe ni cómo empieza esto ni cómo termina”.

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