En Nueva York, la Dra. Camila Oda, expuso su estudio que analiza los factores sociales, culturales y de comportamiento asociados a la dieta mediterránea en jóvenes chilenos y españoles.
La Directora de la Escuela de Ciencias Sociales y jefa de carrera de Psicología de la Universidad de O´Higgins, Dra. Camila Oda, participó en la Conferencia Internacional de Trastornos Alimentarios (ICED2019) realizada en Nueva York, Estados Unidos, ocasión en la cual presentó los resultados de su investigación “Estudio intercultural de factores de comportamiento asociados a la dieta mediterránea en muestras de jóvenes españoles y chilenos”. Poco se sabe sobre los factores sociales, culturales y de comportamiento asociados a la dieta mediterránea. Algunos ejemplos de estos componentes son la preparación de comidas, la socialización a la hora de comer, la moderación de los alimentos o la práctica de la actividad física. El objetivo del estudio realizado por la Dra. Oda, en conjunto con la Dra. Carmina Saldaña, académica del Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Barcelona, fue analizar estos factores en muestras de jóvenes españoles y chilenos.
En el congreso, que fue organizado por la Academy of Eating Disorders y reunió a más de mil investigadores de todo del mundo, la Dra. Oda concluyó que los factores de comportamiento asociados a la dieta mediterránea se presentaron en una frecuencia significativamente mayor en los adultos jóvenes españoles, que viven en un entorno que apoya firmemente varios componentes de dicha dieta. La mayor adherencia de los participantes españoles a las recomendaciones de la dieta mediterránea – en comparación con los chilenos- podría explicar que su índice de masa corporal (IMC) promedio sea más bajo que la del grupo nacional. Por lo tanto, alentar a las personas a incorporar estos factores en su estilo de vida será una herramienta para prevenir y tratar la epidemia de obesidad.
“Estudiamos cuáles son los componentes de comportamiento que están asociados a la dieta mediterránea, no qué se come, sino cómo se come en la dieta mediterránea y vimos si había diferencias entre Chile y España, porque en nuestro país – si vas a los manuales- se dice que nuestra dieta es mediterránea, pero nuestra hipótesis de investigación es que eso no es así, tenemos una dieta mucho más cercana a la cultura estadounidense que es una dieta de fastfood”, explicó la académica UOH.
“Vimos que los adultos jóvenes chilenos tenían un nivel de sobrepeso mucho mayor al de los españoles que evaluamos. Además, la forma de comer en Chile no se acerca a la dieta mediterránea, los tiempos de comer son cortos, el número de comidas es pequeño: menos veces y porciones de mayor tamaño, comemos más rápido y hacemos menos deporte, entonces -al menos en términos comportamentales- pudimos comprobar nuestra hipótesis acerca de la dieta en Chile no puede definirse como mediterránea”, agregó la investigadora.
Fundada en 1993, la Academy of Eating Disorders es una asociación profesional global comprometida con el liderazgo en la investigación, educación, tratamiento y prevención de los trastornos de la alimentación.
En ese contexto, la Dra. Oda presentó uno de los únicos 2 trabajos chilenos expuestos en el encuentro.“Fue súper interesante porque tuve la oportunidad de ponerme al día de lo que se está haciendo en otros lados, el modelo que tenemos en Chile en relación a trastornos alimentarios es bien reducido y esta era la única investigación que hablaba de comportamiento en población general, no específicamente en personas que presentan trastornos alimentarios”, comentó la Dra. Oda.
“Nuestra línea es pionera, actualmente muy poca gente estudia lo vinculado a imagen corporal y a formas de comer en población adulta que no tiene trastornos alimentarios; nosotras lo investigamos porque creemos que la masificación de las conductas alimentarias patológicas en Chile es alta, tenemos muchas actitudes que serían similares a las que presenta una persona con anorexia, bulimia o con trastorno por atracón en individuos que no tienen el cuadro; nuestro comer es enfermo, entre otras cosas, porque tenemos una cultura que promueve la dieta o porque los tiempos institucionales que tenemos para comer son reducidos, entre otros factores”, concluyó.
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