
Por los resultados y el mal juego. Por la vergüenza de ser eliminados, en Copa Chile, con un equipo de tono menor y que a lo largo de la historia siempre fue superado. Por hacer perder las confianzas y transmitir incertidumbres en la mitad del torneo. Por transformar al 50% del plantel, en un grupo de pacientes inválidos en la enfermería de El Monasterio.
Por repetir como convicto rematado, los mismos errores del pasado y por estar al borde de una venta total, tras 20 años de gestión, a un grupo de extranjeros de al menos “dudosa” procedencia. La vida enseña caminos y oculta verdades que no todos quieren ver. Transmite sensaciones que te pueden llevar al éxito o al fracaso, pero jamás te empuja al miedo de no cruzar los caminos que iluminen el futuro.
Hoy se puso “caliente” la cosa y no solo por todos los conflictos, bajezas y tonteras voluntarias urdidas por los mismo de siempre, sino también, porque luego de cuatro años sin ofertas para adquirir el club, al parecer llegaron los morlacos necesarios para satisfacer el hambre de los dueños. A priori y siendo justos, nadie podría desconfiar de quien no se conoce, ni juzgar los actos “mexicanotes” sin apreciarlos en la realidad empírica.
No obstante, ahora emergen las “viudas” de Abumohor. Sí, los mismos que se pasaron por el aro sus opciones; sí, los mismos que no pusieron un peso para salvar a la institución cuando en 2004 se caía a pedazos; sí, los mismos que por años usaron micrófonos prestados para volcar su rabia contenida y autoflagelante.
SÍ, los mismos que ahora tienen miedo que se cambie el color de la camiseta y la localía. Sí, esos que creen que ahora será llamará “O’Higginswey” y que la camiseta estará llena de auspicios con copete. Váyale mi saludo a esos deshonestos que nutren sus pobrezas con la caída de los otros.
En la vereda del frente, en tanto, estaremos aquellos que aprobamos y dijimos sí en el Hotel Santiago y que producto de esa determinación, se logró la primera estrella.
Manuel Polgatiz Cádiz
Periodista
Comentarista deportivo
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