Producto de los incendios forestales, Pichilemu en enero fue uno de los destinos más afectados, disminuyendo drásticamente las visitas. Sin embargo, en febrero, los destinos de la región tuvieron mayor ocupación, incluso más que en el mismo periodo del año 2016, superando así la tasa media nacional.
Sin duda alguna, la actividad turística se está recuperando significativamente en O’Higgins, tras los incendios forestales que afectaron la región en temporada alta, según lo indica la Dirección Regional del Servicio Nacional de Turismo.
Como todos los años, durante enero y febrero fue medida la tasa de ocupación de servicios de alojamientos registrados en SERNATUR, en los destinos Pichilemu, Lago Rapel-Navidad y Valle de Colchagua, este último incorporado este año. Al respecto, se registró una favorable recuperación durante febrero, considerando las dificultades que se presentaron en enero, especialmente en vías de conexión y comunicaciones, viéndose muchas reservas canceladas y disminución de turistas.
“Nos deja muy esperanzados las cifras arrojadas en esta última encuesta, porque da fe de los esfuerzos que está destinando el gobierno para la reactivación de los destinos en todo ámbito, porque hay que considerar que el turismo es una actividad transversal que permite movilidad económica es todos los sectores que se involucran en este rubro”, manifestó Jorge Espinoza Bustos, director regional (S) de SERNATUR.
La autoridad (S) en turismo también señaló que, “en enero, la ocupación disminuyó considerablemente en el destino Pichilemu producto de los incendios forestales que afectaron la zona, registrándose en la semana del 23 al 28 de marzo, un 31,5% de ocupación. Esta cifra bajó en 18,3 puntos porcentuales (pp) con respecto a la registrada en el año 2016, donde se obtuvo 49,8% en el mismo período. De todos modos en la región, sólo el destino Pichilemu se vio afectado ese mes. El destino Lago Rapel y Navidad registró una ocupación de 46,5%, lo que representa un aumento de 1,4 pp en comparación al 2016. Con respecto al destino Valle de Colchagua, éste se incorporó formalmente en las mediciones a partir del año 2017 y obtuvo la mayor ocupación de la región, con 52,6% durante el mes de enero. En el mes de febrero, los destinos se empezaron a recuperar, mostrando positivas cifras para el turismo. La ocupación en la semana del 13 al 18 de febrero fue 76,1% en Pichilemu, correspondiente a un alza de 44,6 pp respecto a enero, y 9,9 pp comparando el mismo período en el año 2016. En Lago Rapel y Navidad, la ocupación fue de 81,7%, lo que significa un alza de 35,2 pp en comparación a enero, y 8,4 pp respecto al mismo período del año anterior. Finalmente el Valle de Colchagua, tuvo en febrero una ocupación de 90,5%, aumentando 37,9 pp desde enero.”
Espinoza también recalcó que, “salvo Pichilemu, los destinos presentaron buenas tasas de ocupación durante el mes de enero, considerando que la actividad turística se vio afectada en varias regiones del país, influyendo en la media nacional que también disminuyó. Ya en febrero, la situación comenzó a revertir y todos los destinos de la región de O’Higgins superaron la tasa media nacional”. El Director (S) indicó: “Además, es importante destacar que las cifras preliminares de turismo del INE, nos revelan que en el año 2016 respecto al 2015, se registró un 10% de incremento en las llegadas a la región y un 5% de incremento en las pernoctaciones, lo que favorece enormemente al desarrollo de la industria turística de la región. Se ha trabajado tanto desde el sector público como privado, aumentando la oferta turística, mejorando la calidad y sustentabilidad, contando con más productos y actividades, por lo que este aumento de visitantes es el resultado de un trabajo coordinado de la industria turística regional, la cual se espera siga creciendo a pesar de las adversidades”.
#QUEDAMUCHOVERANO
En el marco a la campaña lanzada por el Gobierno para que los turistas visiten las zonas afectadas producto de los incendios, el llamado de SERNATUR es seguir disfrutando del verano durante el mes de marzo y aprovechar las fiestas costumbristas, vendimias y atractivos turísticos regionales, a objeto de seguir apoyando el turismo en las zonas siniestradas.
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